Papillas en un santiamén
A veces tengo la sensación de que la Renacuaja come más sano
(y sin duda más a menudo) que yo. ¿Dónde quedaron los tiempos en los que tomaba
sólo leche? Esto de la cuchara requiere una barbaridad de tiempo, paciencia y
dotes de artista de circo. La paciencia y la gracia son difíciles de obtener si
uno no los trae ya de fábrica. Menos mal que para lo del tiempo existe algún
que otro atajo, como por ejemplo este pequeño truquito para preparar papillas
"en un santiamén". La idea de los cubitos no es mía pero no consigo recordar de dónde la saqué. Se hace en un momento y además nos evita el engorro de batir cantidades diminutas que sólo ensucian el vaso de la batidora.
Esto que véis en la imagen de aquí abajo son nuestros "potitos", tal y como se encuentran en mi congelador. A primera vista no parece muy atractivo, pero seguid leyendo...
Esto que véis en la imagen de aquí abajo son nuestros "potitos", tal y como se encuentran en mi congelador. A primera vista no parece muy atractivo, pero seguid leyendo...
Se trocean y ponen en una cacerola:
Se cocinan un poquito, no más de veinte minutos para no acabar con todas las vitaminas:
Se bate todo con la batidora o se aplasta con un tenedor:
Se pone en una cubitera y se mete un par de horas al congelador:
La papilla se va al congelador |
Finalmente se desmolda y se pone en bolsitas etiquetadas con los ingredientes y la fecha:
Cuando necesitemos una papilla y tengamos prisa, o no tengamos fruta o verdura fresca, podemos echar mano de los cubitos y tendremos la comida preparada en un par de minutos. Sólo hay que descongelarlo con un poquito de agua y sin parar de remover o al baño maría.
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